Cómo ayuda el deporte a que tu hijo rinda mejor en el colegio. Moi’s Kim Do, Umbrete

By Globalum, marzo 14, 2019

Vivimos en una sociedad sobreestimulada, en la que jornadas maratonianas se suceden sin tregua, no solo en la vida adulta sino también en la de niños y adolescentes. En este contexto, es habitual que muchas personas se planteen abandonar las actividades deportivas para aligerar la agenda y dedicar más esfuerzos a las actividades intelectuales.  Incluso se dan casos en el que el castigo de padres y madres frente a malos resultados académicos de los escolares consiste en eliminar el deporte de sus tardes. La ciencia demuestra que es un error: el deporte tiene efectos muy positivos en el bienestar físico, el rendimiento intelectual y escolar, y en la mejora de la socialización del individuo.

Las investigaciones científicas sobre deporte y rendimiento escolar son concluyentes. En primer lugar, desde una perspectiva fisiológica, señalan que la práctica deportiva mejora los procesos cerebrales pues el ejercicio aeróbico estimula los componentes celulares y moleculares del cerebro, tal y como explican W. Ramírez y S. Vinaccia en su estudio sobre el impacto de la actividad física sobre la salud, la cognición, la socialización y el rendimiento académico.

Más actividad aeróbica, menos degeneración neuronal

“Las mejoras son básicamente en atención, control inhibitorio y memoria de trabajo”. Esta mejoría se debe a que la actividad física provoca que el músculo segregue IGF-1 –un factor de crecimiento similar a la insulina-, que entra en la corriente sanguínea, llega al cerebro y estimula la producción del factor neutrófico cerebral, responsable del mantenimiento de la salud de las neuronas. A mayor actividad aeróbica, menor degeneración neuronal. La mejoría en la circulación y en la respiración provoca que el cerebro se encuentre más atento y concentrado.

El deporte tiene efectos muy positivos en el cuerpo, en el rendimiento intelectual y escolar, y en la mejora de la socialización de los niños y niñas

A estos beneficios cuantitativos hay que sumar los cualitativos, quienes practican deporte individual o colectivamente saben además que se refuerzan toda una serie de valores, como explica el psicopedagogo y especialista en Educación Física Juan Pinto Rodríguez. “Al realizar ejercicio con otras personas, los niños aprenden a relacionarse con iguales que poseen diferentes rasgos de personalidad, sexo, cultura y nacionalidad, y, por tanto, aceptan la diversidad y gestionan los conflictos que puedan surgir de forma pacífica. Aprenden, respetan y aplican las reglas del juego y alcanzan una serie de valores”. Entre ellos, relata Pinto, figuran:

  • Valores sociales: Cooperación, amistad, pertenencia a un grupo, respeto, competitividad, trabajo en equipo, convivencia, compañerismo, justicia, preocupación por los demás.
  • Valores personales: Habilidad (forma física y mental), diversión, superación, tesón, autodisciplina, logro (esfuerzo-triunfo), derrota (poco esfuerzo-fracaso), deportividad y luego limpio, espíritu de sacrificio, perseverancia, humildad, obediencia, imparcialidad y tolerancia al fracaso.
  • Habilidades sociales: Empatía, asertividad, liderazgo, espíritu de equipo.

Los estudios científicos avalan esta amplia diversidad de beneficios asociados a la práctica deportiva. Así, el estudio desarrollado entre la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de las Islas Balearesdirigido por Ramón Cladellas, con una muestra de 721 alumnos de ambas regiones, concluyó que la sola realización de algún tipo de actividad extraescolar (ya sea recreativa-deportiva o cognitiva, o una combinación de ambas), incide “positivamente y significativamente” en los resultados obtenidos en la escuela.

Menos de 10 horas a la semana

No debemos pasar por alto los adjetivos controlada y planificada, ahí está una de las claves de los beneficios de la actividad deportiva. Los titulares de este mismo estudio destacan que el mejor rendimiento académico se obtiene con la realización de una práctica físico-deportiva moderada (entre 2 y 5 horas a la semana) y las peores notas con una práctica excesiva de dichas actividades.

Según exponen, la práctica moderada favorece el desarrollo de patrones de descanso adecuados y el mejor aprovechamiento en la escuela, al desarrollarse habilidades de gestión del tiempo y el esfuerzo. Sin embargo, la no realización de actividades o la dedicación de más de diez horas a la semana repercuten igualmente en un menor rendimiento académico, pues hay niños que pueden padecer consecuencias de la práctica excesiva como el cansancio, la falta de sueño y concentración, estrés, etcétera.

Estos beneficios son extrapolables a los estudiantes universitarios, según un grupo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid que realizó una investigación a partir de una muestra de estudiantes de Grado en el centro madrileño entre 2008 y 2014. La conclusión fue que el alumnado que “se involucra de manera voluntaria en la actividad deportiva obtiene una nota media de su expediente académico superior a la alcanzada por un estudiante que no se decanta por la realización de este tipo de actividad extracurricular”.

Esto ya había quedado demostrado con numerosos estudios, como el trabajo presentado por el doctor Kubota de la Universidad de Handa (Japón), que realizó un estudio con jóvenes adultos sedentarios, a los cuales se les aplicó un protocolo de evaluación cognitiva, antes de someterlos a un programa de entrenamiento físico. El programa consistía en correr 30 minutos, tres veces por semana durante tres meses. Al cabo de ese tiempo, se les evaluó de nuevo, con una serie de test diseñados por ordenador cuyo objetivo era comparar la capacidad para memorizar objetos. Todos los participantes mejoraron sus resultados y aumentaron la velocidad de procesamiento de información.

Los resultados de las pruebas de inteligencia mostraron una mejoría en la función del lóbulo frontal del cerebro. Además, los autores observaron que las puntuaciones comenzaban a bajar si los participantes abandonaban el entrenamiento, lo que indica que lo que se requiere realmente para este desarrollo intelectual es la continuidad en el ejercicio físico.

La práctica de actividad física controlada y planificada produce numerosos beneficios sobre la salud y, sin embargo, existen numerosas investigaciones que demuestran que hay un importante fenómeno de abandono de esa práctica en la adolescencia, como recoge un estudio de la Universidad de Granada. Este análisis evidencia que un porcentaje bastante elevado de los jóvenes abandona la práctica deportiva por falta de tiempo, que entienden deben dedicar a sus estudios, siendo mayor el porcentaje entre las chicas. Sin embargo, ese tiempo dedicado a la actividad física, tal y como hemos explicado, nunca es perdido.

Fuente: www.saludmasdeporte.com

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