A muchas personas les da un poco de vértigo iniciar una empresa. Las principales razones son el desconocimiento y la falta de capital para poder iniciar el proyecto. Hoy en día ambas cosas se pueden solventar con relativa facilidad.
Podemos obtener mucha información en Internet que hace referencia a cómo iniciar un proyecto empresarial y a cómo emprender. Este artículo pretende en mayor o menor medida solventar este problema para aquellos que tienen una idea pero no saben cómo ponerse en marcha.
Respecto a la financiación, sí puede ser algo más complicado. Pero también es una cuestión de conocer cuáles son las diferentes fuentes de financiación que tenemos y cómo podemos acceder a ellas.
A emprender, como todo, se aprende emprendiendo. Poniendo proyectos en marcha, equivocándonos y rectificando.
¿Cómo tener ideas?
Para emprender parece que un elemento fundamental es tener una idea. Lo cual no quiere decir que esta idea tenga que ser original. Se puede emprender tomando modelos de negocios que han funcionado y actualizándolos hacia un público diferente o hacia un mercado no explotado.
Al fin y al cabo, grandes empresas tecnológicas como Facebook o Amazon es lo que han hecho. Han replicado modelos de negocio que funcionaban físicamente, adaptándolos a la red.
Para tener ideas lo principal es tener inspiración. En el mundo de los negocios esto se puede conseguir mediante dos formas:
Si a estas dos cosas le añadimos el hecho de hacer brainstorming, es decir, sentarnos a pensar ideas, la cosa mejora sustancialmente.
Una vez tenemos nuestra idea hay que verificar que es correcta. Nos podemos equivocar. Pero por lo menos, hay que hacer un estudio previo para reducir las posibilidades de cometer un error. Si simplemente llevamos a cabo una idea, sin saber la posible repercusión que puede tener o el potencial mercado al que vamos a acceder, es ir a ciegas.
Para hacer un buen plan de negocios hay que estudiar varias cosas:
Este apartado está ligado un poco al punto 4 del apartado anterior. Las finanzas es algo muy importante en cualquier empresa. Se dicen que la contabilidad es el lenguaje de los negocios, y es cierto.
No hace falta que un empresario sea un experto contable, pero sí es muy importante que sepa cuáles son los números de su empresa y la evolución. Para ello tiene que implicarse y estudiar a fondo las cuentas de la empresa. Eso significa:
Toda empresa debe tener una estructura jurídica. Para ello nuestra recomendación es delegar esta tarea en profesionales especializados, porque nuestra experiencia nos dice que es muy fácil equivocarse.
A groso modo un empresario en España puede ser:
La primera opción tiene diferentes formas de tributar como empresario vía IRPF. La más común es la estimación directa simplificada, la cual se calcula en base a los ingresos y a los gastos. Una vez al año esto se computará en la declaración de la renta y de ahí saldrá una cuota a pagar o a devolver.
Por otro lado existen los llamados “módulos” o estimación objetiva. Funcionan en base a una serie de variables, como pueden ser la superficie del local, el consumo de energía eléctrica o el personal. Una vez calculado lo anterior, Hacienda ofrece unos parámetros y una cantidad trimestral a pagar.
En ambos casos, el empresario deberá pagar un pago a cuenta adelantado (salvo que sea profesional, en cuyo caso sus facturas estarán sujetas a retención).
La Sociedad Limitada es un poco más compleja. Sin embargo, suele ser nuestra recomendación en el caso de que hayan dos o más socios. De forma muy básica, el socio o los socios hacen una aportación inicial (capital social) a la sociedad. La sociedad realiza la actividad. Al final de año, si ha tenido beneficios, éstos se podrán repartir entre los socios mediante dividendos o por el contrario se podrán destinar a capitalizar/financiar la empresa (reservas).
Iniciar un proyecto empresarial con uno o varios socios es habitual. Existen dos razones:
No obstante, emprender por estas razones suele ser un error. La ilusión se puede perder fácilmente con el paso del tiempo o si el negocio no termina de funcionar bien. En ese momento, empieza a haber tensión.
Una empresa implica convivencia. La convivencia como es sabido, es complicada. Cuando los números no funcionan es difícil mantener una buena relación. Entonces, ¿cuándo debemos asociarnos?
Debemos asociarnos cuando:
Si te asocias con alguna persona y no se cumple al menos una de las dos circunstancias anteriores, analiza fríamente si debes hacerlo.
Si es una persona con una habilidad complementaria, sin duda es algo bueno. Tú tienes tus conocimientos y habilidades y el otro socio los suyos. Os complementáis y prestáis un servicio. De alguna forma el uno depende del otro.
De otra forma, una empresa suele necesitar financiación en algún momento dado. Un posible socio puede realizar una aportación de dinero para financiar a la empresa. Sin embargo se debe dejar bien claro desde el principio que su aportación es simplemente financiera. Lo que espera el nuevo socio es que la sociedad reparta beneficios o aumente su valor. Pero no puede implicarse en la gestión. Sí puede ofrecer ayuda, dar consejos y opinar. En el momento en que un socio de este tipo entra en conflicto con el administrador de la sociedad, lo mejor es que se le devuelvan el dinero y cada uno por su camino. Es algo que se debe dejar claro desde el principio.
Empezar un proyecto empresarial no es fácil. Pero como todo, es cuestión de práctica. En Internet hay mucha información al respecto y esto nos ayuda a que minimicemos los posibles problemas que podemos encontrar.
Fuente: www.proquoabogados.com
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